Viernes a media mañana. Llama un cliente y solicita un intérprete de chino para el lunes. Requiere que, además de dominar ambos idiomas, tenga experiencia y buena presencia, conozca el lenguaje técnico del sector, estudie durante el fin de semana cierta documentación, respete la confidencialidad y se desplace 45 kilómetros fuera de Pamplona.
CCI responde que tiene disponible una persona que puede realizar el servicio en esas condiciones. Explicamos que nuestra tarifa es de 70,00 euros la hora, y que no facturaremos ni la urgencia (estos trabajos se solicitan con semanas de antelación), ni los desplazamientos, ni la revisión de la documentación durante el fin de semana, aunque sí incluiremos el tiempo de la comida (sabemos, por experiencia, que durante la comida se sigue hablando de trabajo y, encima, hay que explicar a los invitados extranjeros qué están comiendo y bebiendo).
El cliente, no conforme con la tarifa, se niega, además, a que facturemos la hora de la comida, alegando que el intérprete “o come o interpreta”.